
En 1984, cuando tenía 12 años, recibí como regalo de reyes mi primer ordenador, era un MSX, venía acompañado de un vídeo juego que yo mismo debía programar. Se trataba de un simulador de vuelo. Con mucha paciencia y siguiendo los pasos que el manual me iba indicando, conseguí completarlo.
Sin duda alguna, aquello supuso un antes y un después, un descubrimiento que me atrapo de lleno para el resto de mi vida.
Hoy en día me dedico profesionalmente al cine, pero el mundo vídeo juego siempre ha tenido un gran protagonismo en mi ocio.
Ambas disciplinas las disfruto plenamente por ser totalmente compatibles y enriquecedoras mutuamente.